LA PASAJERA


El guión del filme "La pasajera" fue escrito por el artista visual y escritor Francisco Casas (ex "Yeguas del Apocalipsis" junto a Pedro Lemebel) y lo comenzaría a dirigir junto a Yura Labarca en México, pero a poco andar le quitaron el financiamiento, por mostrar escenas que involucraban a la poetisa en relaciones lésbicas junto a su secretaria personal Doris Dana.

SUEÑO SECRETARIL





Sobre la cama se masturba atrevidamente, con movimientos precisos, intensos, dosificados, certeramente ardorosos, pletóricos de jugos exquisitos que se desprendían de esa cavidad secretaril. Consigue un orgasmo interminable. El despertador suena. 6 am. Exaltada y vaporosa, se detiene en las ranuras del techo que grafican explicaciones que antes nunca había comprendido. Se calma y retoma el sueño. Aparece un texto inconsciente que complejiza aún más su relación con su jefe.




Sueño 1 que está frente a su jefe, que le entrega como siempre una carta de contenido administrativo. Ella desliza su lengua empapando con sus labios el borde del sobre, la saliva se mezcla con la goma. Un olor agradable. Toma la carta y la mete en el sobre"

Sueño 2 “que está frente al espejo - sola nuevamente- pero ahora practica nuevos autogolpes cercenando su piel. Jirones de sus propios cueros se le pegan en las manos. La sangre actúa como pegamento, lo adhiere todo. Eso no la asusta. Y se masturba aun con más fuerza, introduciendo el contenido en su vagina. Más golpes sobre su (mas)CULINIDAD. Golpea como un hombre lo haría, auto infiriéndose nuevas marcas".

Sueño 3 (A lo lejos una música: Prisilla La Reina del Desierto. Otra versión eso si, cantada por un hombre) “Ella y él, la secretaria y el jefe, hacen el amor. Ella lanza unos gemidos de las entrañas. Él, con cierto asombro, se siente un jefe-emperador-subyugado, rindiéndole pleitesía a una secretaria- emperatriz-dominante. Por ese instante, ella domina la situación". Pero era sólo un sueño.

VOMITO DE ANGUSTIA



Diafragma contraído. Angustia concentrada en un pecho oprimido. Necesidad de nicotina a horas tempranas de la mañana. No hay hambre, sólo el placentero vacío y la imperiosa urgencia casi biológica de trasmutar sangre por coca cola en las venas y vomitar esa mixtura angustiante sobre tu sexo.

MI PERRO INCONCIENTE




Concentré la mirada en tus labios que reflejaban cierto brillo: en los surcos se resbalaba una cascada de espuma. Apenas balbuceas que me sientes vacío, que me dejas en el otro lado del río para asegurarte que un mar de lágrimas nos separe. No explicas nada e irremediablemente enfrento el vaciamiento. Menuda tarea, porque mientras la introspección crece sin frenos, la maldita imagen eterna de mis sueños aumentaba en ferocidad: los perros se arrancaban los pedazos cercenando mi inconciente con eficaces dentelladas, salpicando sangre por todos lados, estampando un enorme signo de interrogación cuando despierto.