Contra Ex Agente Informático de la DINA-CNI
LA ÚLTIMA JUGADA DE LA FUNA

El 29 de abril pasado, a las 18: 30 horas, la Comisión Funa hizo gala de su traje carnavalesco para actuar en la calle, su escenario por excelencia. Mientras el telón desciende, luego de un mierda, mierda, se ejecuta una verdadera performance empapada de carteles y lienzos, bailando una batucada de denuncia contra Andrés Terrise, ex agente de la DINA-CNI que hoy figura como Director de Sistemas de la Universidad UNIACC. Era la función N° 52 de este grupo que actúa en la vía pública desde 1999.

Justo cuando la noche de otoño cae sobre la multitud, una voz de repudio se cuela a través de un megáfono que da inicio a la manifestación que comenzó a oírse el 29 de abril pasado en la calle Salvador 1200–frente al UNIACC-, contra el ex agente de la división informática de la DINA-CNI, quien confeccionó la lista de los detenidos desaparecidos en dicho organismo de inteligencia, según se lee en los volantes que difundieron a los estudiantes de la mencionada universidad quienes entraban y salían boquiabiertos, mientras se entonaban: “Hola qué tal Terrise cómo estás, milico genocida te venimos a funar”.

Ese día la campanilla del despertador silbó a las 7: 30 am. Julio Oliva, vocero de la Comisión Funa, se levantó raudamente, tomó su café y luego deja a su hija al colegio. Llega al Diario El Siglo, el cual dirige, con su mochila cargada de ideas, listas para ponerlas en práctica en el ocaso de la tarde. Telefoneó a algunos miembros de la Comisión para afinar los últimos detalles de la operación que se traían entre manos. Sólo él y unos pocos sabían a quién iban a denunciar en público bajo el cargo de “informático del terror”

El punto de encuentro fue en la intersección Bilbao con Salvador en la plazuela que lleva el nombre del escritor José Santos Gonzáles Vera. Un puñado de jóvenes aguardaba para ejercer el papel que les había tocado representar en la verdadera performance de la denuncia callejera.

Michelle, egresada de psicología (30 años) quien luego de trabajar en su tesis, se dirigió al lugar como tantos otros, no sabía quién era la próxima víctima, pero estaba ansiosa de entonar el ya clásico cántico: “ Alerta, alerta vecino, al lado de su casa trabaja un asesino”

En cambio, Rayén, estudiante de danza (18 años) si sabía a quien iban a funar. Es que ella, participa de la comisión funa directamente y está a cargo de ejecutar una intervención artística. En esta oportunidad, le tocó golpear un repique con un par de baquetas, animando la marcha que más de 70 personas enfilaban directo al frontis del UNIACC.

Como todo elenco, cada uno asume un papel distinto, pero unidos por el fin de enjuiciar en la cara, sus manos encumbran una pancarta: “Andrés Terrise: artífice y diseñador y manejo unidad computacional L-5 de la DINA” en ese momento la funa estaba en pleno acto.

Su público, los testigos directos del proceso de denuncia masiva son los vecinos del barrio, estudiantes y funcionarios del UNIACC quienes se enteran de sopetón que entre ellos trabaja un ex agente de la DINA cuya función era “otorgar pasaportes falsos a los agentes del organismo represivo”, según consta en los flyer que reciben. Andrés, estudiante de teatro, de dicha entidad, dice no entender mucho, pero opina que “parece que alegan por lo justo”.

Con este mismo modus operandi funaron (dejar en evidencia) el 1° de abril pasado en la calle Suecia –frente a la UDI- al ex Ministro “regalón de Pinochet”, “alias El Jote”. Pero una de las funas más recordada por la opinión pública es la que realizaron el año anterior -por segunda vez- al coronel ® Germán Barriga, quien tras suicidio, puso en el debate los juicios a militares y civiles involucrados con violaciones a los derechos humanos.

En efecto, desde su creación la comisión Funa centra todo su interés en desestabilizar a sus adversarios debido a las secuelas que provoca. Pero ¿Quiénes forman esta llamada comisión, quiénes son los protagonistas de esta historia de impacto público?

DEL LICEO A LA FUNA

Semanalmente, el grupo se reúne en la calle Carabineros de Chile 333 en una asamblea para diseñar su accionar y asegurar la victoria de la funa. El grupo se compone “por varias organizaciones legales- como la comisión de detenidos desaparecidos y juventudes de partidos políticos- básicamente. Pero la comisión funa en sí, es un grupo de trabajo, explica Julio Oliva y aclara que pese a las suspicacias no todos los integrantes son del PC, aunque “los liderazgos se resuelven de acuerdo a quien es el que más se ha sacado la cresta trabajando. Los militantes comunistas somos 4 personas dentro de la asamblea. También, hay gente que no tiene partido; hay cabros que salieron del liceo experimental artístico que no tienen militancia; del Frente Patriótico Manuel Rodríguez sólo va una persona. Hay gente que votó por Lagos, que tienen sensibilidad socialista”, explica.

Esta práctica de “funar” se incubó en 1998, mientras Augusto Pinochet esperaba ser procesado en Londres, y a la larga se transformó en una verdadera denuncia “popular”, principalmente en contra de militares procesados en juicios sobre violación a los derechos humanos. Esto, porque, según sus propios ejecutores, merecen un “juicio público” ante la lentitud de los procesos judiciales. Pero también los dardos han apuntado a empresarios (como Ricardo Claro), médicos y periodistas involucrados directa o indirectamente con el régimen militar.

Han pasado más de cinco años- sumando más de 50 funas- desde que arremetieron en la vía pública, generando un debate en los medios de comunicación y en toda la sociedad, ya sea por rechazo o apoyo. Lo cierto es que esta llamativa manera de expresarse -con bombos, batucadas, tambores, megáfonos, carteles, cantos y consignas-, no ha dejado indiferente a nadie. Tanto es así que esta estrategia ha provocado una tensión latente que aún no es posible evaluar.

Aunque los han tratado de desprestigiar, la funa sigue creciendo: las manifestaciones han convocado cerca de 2000 personas en algunas ocasiones y cada vez que se concentran en una persona investigan acuciosamente para no equivocarse, inmovilizando a los denunciados, los cuales muchas veces parecen tener las manos atadas.

Tanto es así que, si uno considera querellas por injurias o calumnias, sólo se ha presentado una, la cual fue interpuesta por un parlamentario de derecha, el año 2000: “la figura legal era una asociación ilícita con el objeto de causar daños a la honra de las personas. No pudieron comprobar que nosotros éramos una asociación ilícita”cuenta Julio Oliva.

Desde los medios de comunicación, también se han sentido atacados. A cinco días de la tragedia de Barriga- en enero pasado- un vespertino anunció en la crónica del día, que autores de las funas “no sienten remordimiento” por el suicidio del mencionado coronel en retiro. Lo extraño es que las fuentes periodísticas nunca fueron consultadas.

Oliva recuerda, “me llamó un periodista quien se presentó como alguien que estaba haciendo la práctica, le expliqué que no le iba a dar ninguna entrevista, porque ya en otro tiempo -el año 2000- el mismo vespertino había titulado: “La irrupción de los Funeros: Asesinos de Imagen”.

En dicho diario, ubicamos al periodista quien admitió que efectivamente estaba haciendo su práctica y que no iba a dar ninguna declaración al respecto y pidió que por favor no lo grabáramos.

Al revisar el mencionado vespertino constatamos el reportaje – fechado el 18 de agosto del 2000- aludido por Oliva. En sus páginas califican a este grupo como “de ultraizquierda que decidieron cambiar las molotov por un crimen más sofisticado: el asesinato de imagen”. Más abajo se sostiene que “en plena calle arman batucadas del terror” contra sus víctimas y concluye que esta actividad “es más mortífera que una bala”.

FUNAS: ¿UN ARMA PODEROSA?

La construcción que han erguido, a lo largo de todos estos años, inquieta. Así lo plantea recientemente un diario nacional: “en el último tiempo, el PC, sin mayor gravitación electoral, parece convertirse en un poder fáctico, dedicado a la presión mediante funas, campañas de denostación pública de sus adversarios en los medios de comunicación afines y hostigamiento judicial de ex miembros del gobierno militar o de quienquiera obstaculice sus propósitos”

Sea como sea, lo cierto es que las funas establecen un fenómeno social creciente; son como una especie de experimento donde la alquimia engendrada bien podría ser un modelo a seguir en otros ámbitos donde se requiera la denuncia social. Por ejemplo, en la comuna de Renca un grupo de mujeres se organizó y funaron a maridos golpeadores; o cuando un conjunto de trabajadores de una conocida librería evidenció, a través de este mecanismo, el despido de sus pares porque se estaban organizando; o cuando un grupo de académicos encararon espontáneamente al brigadier Espinoza mientras saboreaba un café en un conocido local.

Entonces, lo que parecía una denuncia en pequeñas dosis - en la primera funa sólo asistieron 20 personas- poco a poco se transforma es un escollo social de proyecciones insospechadas, porque a sus protagonistas les interesa que su accionar “sea una plataforma para que la gente se organice y luche por sus cosas” recalca Oliva. Todo indica que los moldes de la funa se están endureciendo cada vez más en la sociedad.

Si bien calificar de líder a este nuevo actor social puede sonar exagerado, el significado del concepto, al menos en teoría, calza perfectamente con la horma de la funa. Liderar “es influir sobre la comunidad para que ésta enfrente sus problemas” según definió el experto en comunicaciones Pablo Harper, en un artículo de prensa.

Quizá ya es hora de evaluar certeramente este accionar. Consultamos al experto en relaciones cívico- militares, David Álvarez, de FLACSO, organismo internacional de carácter académico y autónomo quien opina que “las funas no dejan de ser interesante como forma de expresión en contra de algo, porque las personas sienten que están haciendo una contribución directa a la justicia. Pero, también es un mecanismo atentatorio en contra de las personas afectadas”. Y concluye que “son extremadamente poderosas y exitosas”

LOS AGUJEROS DE LA JUSTICIA

El sistema judicial a ratos pareciera estar agujereado y se ventila un sentimiento de que aún falta un largo trecho por recorrer en el camino de lograr la paz social a través de la justicia.

Mientras los jueces procesan y fallan causas de derechos humanos, la comisión funa urde sus estrategias para reparar en pequeñas dosis con un tatareo popular y público – cada dos meses aproximadamente- que asegura el llamado de atención sobre lo que consideran justo.

Si bien el Informe Rettig, -1991- fue el primer signo de reconocimiento para acercarse a una reconciliación nacional, en 1998 la discusión alcanzó un punto álgido, con la detención de Pinochet en Londres, hecho como ya dijimos originó la aparición de las funas -la primera ocurrió en 1999 contra Alejandro Forero Álvarez, médico cardiólogo, ex miembro del Comando Conjunto-. De ahí no han parado, entre tanto, las autoridades intentaron reparar y concretar una reconciliación a través de mesas de diálogo, informe sobre detenidos desaparecidos y torturados, pero que en el imaginario de los chilenos parecieran no tener peso.

En este contexto las funas “son necesarias, para alcanzar la reconciliación en el sentido de que dan a conocer una situación determinada que se tiene que saber”, opina David Álvarez. Sin embargo, agrega “me gustaría que de que fuera de otra forma, me gustaría de que de una vez por todas fuesen los Comandantes en Jefe que dijeran su responsabilidad y pidan perdón. Que pongan la información a disposición y de que caiga el que tiene que caer”. El mismo argumento esgrimen en la comisión funa, “los torturadores no han dado la información”, se escucha.

Lo concreto, como lo informó la Corte Suprema este verano, es que existen pendientes 356 procesos que versan sobre hechos constitutivos de violaciones a los dd.hh., de los cuales sólo 33 han sido elevados a plenario y únicamente en 10 se ha dictado sentencia en primera instancia.

Todo parece indicar que habrá funa para rato, y así lo confirma el calendario de actividades que ya se han programado para el 2005 ( ver recuadro). Ahora bien, el peso definitivo que ha tenido este movimiento es difícil de calibrar, pero lo real es que han logrado imprimir una huella que ha dejado de manifiesto un escozor social latente que aun no ha madurado lo suficiente. Una salida consensuada no será sencilla, sobretodo cuando hay tantas causas pendientes.
Recuadro 1:

CHARLAS DE FUNA

En la Comisión Funa ya han tomado las riendas para realizar sus actividades el 2005. Contemplan nuevas estrategias, según anunciaron a este medio: “cuando termine marzo vamos a tener nuestra primera actividad de funa normal como siempre. Creemos que va a llegar mucha gente. Vamos a abrir una página web que está en construcción (funachile.cl). También hemos recibido muchas invitaciones de universidades y colegios para ir hacer charlas y contar lo que hacemos. Para eso hemos estado preparando un video, de unos 15 a 20 minutos que nos sirva en estas presentaciones”.

RECUADRO 2:
EL SINO DE LA ESMERALDA

Aunque la mayoría de los funados son personas, también ha habido manifestaciones orientadas a objetos que conllevan una carga simbólica: la llama de la libertad, icono de la dictadura militar; la mesa de diálogo y tal vez el símbolo más funado y representativo que aún saca ronchas: el buque Esmeralda, utilizado como centro de detención de prisioneros políticos.

Este fue adquirido a España en los años 50 y en plena construcción se engendró el sino que cargaría de por vida: una explosión en la base detonó la ruina parcial del velero, quedando paralizada su obra, según se cuenta en la página de la armada.

Junto con sus falencias en la construcción inicial, varias manifestaciones, han influido en la quietud de las aguas por las que flota la embarcación. Tanto es así que en Uruguay protestaron – el año 2000- por la presencia del barco, también en Brasil, en Canadá y en EE.UU.

Además de estas verdaderas funas flotantes contra un símbolo de la represión- según consta en el Informe Rettig con 110 casos-, recientemente, el 13 de marzo, en medio de una protesta de familiares del sacerdote Miguel Woodward, fallecido producto de las torturas que habría sufrido en la Esmeralda, partió el buque escuela en su quincuagésimo crucero de instrucción.
Mientras el barco zarpaba de Valparaíso- rumbo a ocho países de América - familiares del religioso anglo-chileno, en una lancha se acercaron a la Esmeralda , mostraron carteles en los que pedían justicia y luego uno de ellos se quitó la ropa y se lanzó al mar en señal de protesta, aleteando justicia.
Todo indica que otras funas le esperan al bergantín en su crucero por 167 días, mientras no se realice un acto de desagravio-aún pendiente- fijado para su vuelta en agosto próximo.


























lecturas de foto:

foto uno: Oliva leyendo La Segunda y megáfono de fondo ( sugiero poner un signo de interrogación en rojo sobre la imagen del diario) Julio Oliva, sin quererlo se trasformó en el vocero del la Comisión Funa. Desde que su mano maneja el megáfono en las manifestaciones, entonces los periodistas lo buscan para entrevistarlo. Así ocurrió cuando uno del diario La Segunda le insistió en que le diera una entrevista. A pesar de que este se negó, Oliva no podía creer cuando leyó en el diario de la tarde declaraciones que nunca dijo.


foto dos: megáfono averiado = un elemento que se ha mantenido durante los 5 años de protesta funera ha sido el megáfono que a pesar de lo averiado, aún queda aliento para que la denuncia se cuele a través del aparato y la vecindad se entere de quién tiene al lado.



Foto3: Carmen Soria con megáfono en mano: Carmen
Soria, hija del ex funcionario de CEPAL, Carmelo Soria, asesinado en 1976, se integra activamente en la Comisión Funa a partir de este año.

Destacados:

- Jóvenes que salieron del liceo experimental artístico que no tienen militancia; del Frente Patriótico Manuel Rodríguez sólo va una persona a las asambleas. Pero también hay gente que votó por Lagos que tienen sensibilidad socialista, formarían la comisión Funa.

- El peso definitivo que ha tenido la funa es difícil de calibrar, pero lo real es que han logrado imprimir una huella que ha dejado de manifiesto un escozor social latente