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De Eugenia Prado
Lanzamiento Novela Objetos Del Silencio

La escritora nacional se introduce en el mundo de los secretos sexuales infantiles, produciendo un texto de más de 170 páginas, donde se destaca una historia principal de dos hermanos y varios textos anexos recogidos a través de una certera investigación.




La sexualidad de los niños es un tema complejo y silencioso. La escritora chilena Eugenia Prado arremete en esas historias de las que pocos hablan, pero que la mayoría experimentó algunas vez cuando niño.


El poeta Diego Ramírez, en la contratapa, precisa que su escritura habla desde la imposibilidad de la palabra. Una palabra untada por secretos de infancia, apenas revelados por la confesión, la letra, el epistolario familiar. En contraposición a ese no decir, aparece esta revelación que nombra estos "pequeños cuerpos habitados por una lengua", que se situan desde la multiplicidad de voces y sujetos que transitan el discurso de lo silenciado.


Agrega que en el texto se articula un conjunto de testimonios desde el amor y el miedo. Los "aterradores objetos" de esta novela están inscritos desde el reclamo del cuerpo amordazado por la histeria del deseo. "¿Qué haces que siento que me muero?", dice uno de sus personajes principales.


La novelística arriesgada de esta escritora desafía todas las formas de género al plasmarse en fragmentos de poesía, documentos, bibliografía, discursos; exigiéndonos una lectura desde esa deconstrucción, para poder dimensionar la significancia radical y la inscripción estética de esta propuesta, relata el poeta.


Itinerario de la Escritora


Nace en Santiago de Chile, 1962. Se titula como diseñadora gráfica en 1987 en la Universidad Católica de Chile. El mismo año publica El cofre (Ediciones Caja Negra). En noviembre de 1996 Cierta femenina oscuridad y en 1998 Lóbulo (Editorial Cuarto Propio). A fines del año 2003 estrena Hembros: Novela Instalación (ver video), puesta en escena de artes integradas. En el año 2004 obtiene la Beca Escritores del Gobierno de Chile para la creación de la novela Objetos del Silencio. Diego Ramírez , la escritora Malú Urriola y el cineasta Dauno Tótoro .


La editorial restoart UVA,unión, vino y arte, en Irarrázabal 3467 (ver mapa)
en el corazón de la plaza Nuñoa. Fono: 274 3287



Vea la portada de la novela


Leer un fragmento de la novela

MADRE POR INSTANTES






(y yo el hijo que carecía)


Con zapatos altos de color intenso se paseaba buscándome en la esquina acordada. Nunca nos habíamos visto, nuestras vidas se cruzaban para delinquir. Usted era abogada de la Contraloría de la República. Su delito era limpiar mis papeles. Nos reconocimos. Pese a que me provocó miedo, recuerdo su prestancia. Se bajo de su auto escarabajo, fumando a las ocho de la mañana de un día lunes. Fumaba mucho. Su voz ronca, intensa, denotaba cierto sonido de cabrona. Luego de un intercambio de palabras señala:




- Hola mijito. Entremos al juzgado de policía local.

- Buenos días,entremos, dije.


Nada, o todo, presagiaba un viaje maravilloso corrompiendo lo establecido, las normas. Esas normas que la institución- a la cual Usted pertenecía- se preocupaba de fiscalizar.

Además de sus tacos, su altura inmensa que empinaba un metro ochenta de mujerona, su voz acabronada, su cigarrillo infaltable desde horas tempranas, un moño enredaba su pelo negro y una enorme nariz sobresalía. Me recordaba a la faraona, Lola Flores, esa señora , intensa que cantaba desde las entrañas.



- Buenos días, dijo a la actuaria. Soy abogada de la Contraloría de la República. Vengo con mi hijo por este problema, mientras le mostraba a la funcionaria mi delito impreso: “conducir en estado de ebriedad en grado indeterminado”, se leía.

- Agrega con desparpajo: “necesito hablar con el señor juez”


La funcionaria deja de husmear los papeles que tenía en mano con la cabeza gacha, levanta su rostro ante tamaño vozarrón. La mira a usted, algo balbucea y se levanta de su asiento, directo a una puerta que decía: Juez de Policia Local de Providencia. No pasaron ni 5 minutos cuando ya estaba de vuelta. Comunica, con voz de funcionaria subyugada:



- El señor juez no desea hablar, está muy ocupado, sin embargo, inmediatamente dictó una sentencia, ante este caso especial.

La resolución: que me quitaban la licencia por 10 días, que debía pagar el parte, mis papeles quedarían limpios, sin embargo. Claro esto último, se leía entrelíneas.

Ni usted misma creyó la situación, juntos salimos del lugar. Ya en su auto se reía. Estábamos en confianza y a salvo. Porque sepa que no acostumbro a hacer esas cosas. Mientras, hacía de las suyas corrompiendo a la autoridad con su sola presencia imponente, su voz aputada, su callulla españolada, mis manos traspiraban, mi piel enrojecía , mis piernas tambaleaban. Ya relajados en su auto, un cigarrillo fumamos. Reímos. No lo creíamos

Llegó el momento del pago por el contrato suscrito.



- Son 40 mil, dijo usted.

- Con cierto desparpajo, respondo: Sólo le puedo pagar 20 mil ahora, pero en un par de días, voy a su casa y le pago el resto. En tanto le entrego una esmeralda en garantía. Una esmeralda que me prestó un ex novio cómplice. Una garantía. Usted aceptó la piedra preciosa. Casi se le salieron los ojos. A usted le gustaban las joyas seguro. Lo vi en su mirada. Juntos delinquimos. Fue maravilloso.



En su casa




Toco el timbre,baja la escalera, no me invita y explica que su marido es parapléjico. Tanta pena me dio, y comprendí su acto de amor. El sentido de su voz corrupta tenía una causa más que justificada. La lección era que: con una mirada, con el manejo de la energía de su cuerpo, de su voz, usted era capaz de pararse frente a alguien y conseguir lo que se propusiera. Corromper por amor.

Hicimos el trueque. La esmeralda por el resto del dinero. Su mirada era triste, ahora, mucho más triste, porque nuestro delito, nuestro contrato ya estaba expirando. Vi su hermosura y con su misma voz, aunque -ahora más dulce de madre- me dijo:





- Fue un placer. Y si haces un asado, o una fiesta por favor invitame.
- Por supuesto, le dije. Fue un placer





Nunca la llamé a usted, perdóneme por ser tan cobarde, por no escuchar su historia de amor, por no conversar de nuestros delitos en otro lugar en otro contexto, donde el significado y la comunicación habrían sido mucho más intensos, lejos de la adrenalina que usted invocaba en plena corrupción. Me encantan su zapatos altos de color intenso,-¿me los prestaría?- su nariz españolada, su voz ronca, su cigarro, su auto. Sin duda usted era, o es, un gran personaje, una mamá prestada por un día. Yo feliz siendo su hijo por ese momento.

RECADOS PARA UN AMOR ANONIMO

4:47 am



Miasmas placenteros padezco de ti aún. Jugos entrelazados en juegos oscuros, impresentables. Tus néctares, los míos y la noche. Cómo se dilataba aquello que sólo tu yo sabemos. Frotamientos eternos causaban grietas de miedo atractivas. Tus gemidos colombianos caldeaban la atmósfera. Nuestros diablos salieron a bailar una danza armoniosa. Ahora hay que cumplir el contrato, la transacción implicita, el texto: viniste a buscarme, estuvimos dos horas , cancelaste lo que correspondía, y yo de vuelta en mi cama. Amor colombiano pagado esta noche, por un instante , juntos descubrimos insípidos placeres que inflamaban apasionados combustibles. Ese departamento tan perfecto, tu pulcritud, el minimalismo ahí dentro, no tenía sentido para mi. Aburrido de lugares perfectos, llenos de objetos estéticos - sin vida- de sexo en un rectángulo con sábanas. Yo, desnudo deambulo apropiándome de tu intimidad, derramando musicalidad al lugar y tu gato amarillo atacándome, con mirada arisca mostrándome sus dientes. Una gran escena.
Qué apropiado que compartiste la hierba, potenciando las sensaciones. El baño, yo, tú, desnudos. Aunque no quisiste mirar la ciudad por la ventana, ella reclamaba una mirada calenturienta....un excibicionismo eterno. Tal vez alguien miraba mis movimientos pelvicos - desprendiendo efluvios malignamente pulcros- que tomaban sentido en ese escenario. Creiste que gemía por ti. Era la ciudad la que me robaba las vibraciones. Indagué organos internos y unos cojines, una especie de endometrio masculino, se asomaron de tus profundidades. .....una mezcla perfecta, una visualidad incorporada en el acto. Mirarse descaradamente. No pestañeando, buceando en tus hendiduras agrietadas, subterráneas. Tal vez no volvamos a estar juntos. Fue un placer. Son 40 mil las dos horas.

LUZ DE LUNA




Sueños Bajo La Luna

(...O, soñando despierto...)

Un jefe pegándole palmadas a su secretaria, mientras ella lee una carta administrativa; el sonido de sus palabras aumenta, se detiene, dosifica el volumen, en plena armonía con las golpizas. Un orgasmo punzante y sabroso. Ambos subliman, chorrean miasmas placenteros por sus orificios que sólo una desinhibida libido puede provocar.

Secretaria: Va al baño y se mira las nalgas. Hematomas se asoman bosiferando un dolor excitante. Su lengua recorre sus labios, remojando sequedades anteriores. Vuelve al lugar, a la oficina del Jefe. Abre la puerta. ¿Necesita algo más?

El Jefe: ¡Srta. Heeler, muy buena su carta! Eso es todo. Se va.

Secretaria: Se va también. Se siente liberada. En medio de un puente, arroja su máquina de escribir. Una música apela a la libertad del acto, se escucha cada vez más fuerte, y justo cuando ella lanza el artefacto, el volumen alcanza el máximo permitido. En tanto ella, fija la mirada en la máquina de escribir que se pierde en las profundidades de un río cualquiera. Sus ojos ahora en posición horizontal denotan cierta alegría. A lo lejos, el ruido de la ciudad, las luces comienzan a encenderse, todo empieza a funcionar de otra manera. Ya son las siete de la tarde de un día laboral.

Al otro día...
El Jefe: Como un perro baboso, arrastrando sus extremidades lleva en su hocico una carta en blanco, para que ella la escriba. Se reanuda el juego erótico anterior. Mientras ella escribe, y su estomago sobre el escritorio, el penetra la tinta, para que ella imprima lo que él dicta.

Secretaria: Lo mira de reojo insolentemente, se toma su tiempo, y fija la mirada en sus ojos. Domina la situación por un instante. Dueña de ese tiempo coquetea a destajos, parpadeando intermitentemente, deseándolo, provocando a sus anchas.

En su casa (la de ella)

Sobre la cama se masturba atrevidamente, con movimientos precisos, intensos, dosificados, certeramente ardorosos, pletóricos de jugos exquisitos que se desprendían de esa cavidad secretaril. Consigue un orgasmo interminable. El despertador suena. 6 am. Despierta exaltada, vaporosa. Mira las ranuras del techo, la madera dibuja un mapa graficando explicaciones que antes nunca había comprendido. Se calma y retoma el sueño. Aparece un texto inconsciente.

Sueño 1 “que está frente a su jefe, que le entrega como siempre una carta de contenido administrativo. Ella desliza su lengua empapando con sus labios el borde del sobre, la saliva se mezcla con la goma. Un olor agradable. Toma la carta y la mete en el sobre”

Sueño 2 “que está frente al espejo - sola nuevamente- pero ahora practica nuevos autogolpes cercenando su piel. Jirones de sus propios cueros se le pegan en las manos. La sangre actúa como pegamento, lo adhiere todo. Eso no la asusta. Y se masturba aun con más fuerza, introduciendo el contenido en su vagina. Más golpes sobre su (mas)CULINIDAD. Golpea como un hombre lo haría, auto infiriéndose nuevas marcas.

Sueño 3 A lo lejos una música: Prisilla La Reina del Desierto. Otra versión eso si, cantada por un hombre.

“Ella y él, la secretaria y el jefe, hacen el amor. Ella lanza unos gemidos de las entrañas, era exquisito. Él, con cierto desconcierto, se siente un jefe-emperador-subyugado, rindiéndole pleitesía a una secretaria- emperatriz-dominante. Por ese instante, ella vuelve a dominar la situación. Era sólo un sueño.

LA PROPIA CONSTRUCCIÓN BAJO LA LUNA

Los espacios determinan el comportamiento humano. En la oficina él ejerce el poder; en su casa, ella, es la dueña de sus sueños sublimándolo todo atrevidamente superando con creces las expectativas, aportando un interaccionismo mucho más potente, ante un macho baboso, una rata asquerosa de la peor especie del tipo emperador subyugado. Sin embargo, su dominio limita con lo masculino, satisface desde ese lugar finalmente.

Tomo el control remoto. Me aburro de la secretaria. La hago desaparecer. Acciono el botón. Power off. Miro la ventana, la luna está muy cerca, más cerca que nunca, qué extraño, si hasta hace poco había una niebla intensa, recuerdo. Nada presagiaba que ella, la luna, proyectaría en la pantalla con su luz mi propia imagen
.

YO: Tomo el papel confort y dejo el control remoto de lado en el velador. Me masturbo, mientras recuerdo que te vi con ella. Era la primera vez que nos encontrábamos los tres. Ella no sabe nada, nunca lo sabrá por supuesto. Me dio pena su cara de amargura. Tu ego asqueroso, tu maldito narcisismo que le refriegas en la cara. Seguro. Qué duda cabe. Era la causa de rostro de perra sin dueño. La imagen me lo muestra tan claramente. No puedo acabar. Me da asco recordarlo. Suelto el confort.
CAMINADO LOS DOS POR LA CALLE...
Yo: Me das miedo, te deseo, me cuesta decírtelo.

TU: Acusas recibo e intentas besarme sin pudores. No pudiste hacer otra cosa. No hablas, sólo actúas como un animal, incapaz de verbalizar lo que te pasa. Te comunicas con los gestos, como un autista, en contextos equivocados. Me hago el leso, me pongo una venda en los ojos.
YO: Ahora en la pantalla no te niego cariño. No te niego ese beso. Estábamos borrachos. Retrocedo el tiempo. No quiero pestañear esta vez. Hagámonos aquello que tanto deseamos, ¿serías capaz cariño, hacerlo ahí en la calle?


(soliloquio)

Hoy supe tu apellido. La vi a ella. Supe otras cosas sin mayor importancia, eran juicios de otros sobre ti, no le doy trascendencia a ello, quiero averiguarlo yo mismo. Sólo quiero que hagamos aquello que tengamos que hacer: chuparnos descaradamente, poner en común nuestros labios. No puedo dejar de recordarlo a él, mi novio, a tu amigo, a mi prometido, me confundo, me confundes, ustedes me confunden, por qué me hacen esto. A veces pienso que le haces lo mismo a él, y mantienen un texto sin contexto. Tal como lo haces con ella y conmigo.
Lo recuerdo, a él, no puedo evitarlo, me propone orinarme, y sabes, me pareció un acto exquisito, una mixtura seductora. Pronto lo haré con él. Querido: prometo acordarme de ti, cuando él me rocié con su líquido. Será un placer, inolvidable perfectamente calculado.”


LA TELEVISIÓN:POWER ON
(o, LA DESPEDIDA)

De cuando el jefe apela al articulo nº 61 de la ley del trabajo, cuya causal es “ necesidad del emperador”. No hay mayor explicación, sólo la necesidad del emperador.

El Jefe: ¡Vallase, Srta. Heleer, usted está despedida! No se preocupe, daré buenas recomendaciones.

La Secretaria: Sólo lo mira. No dice nada. Sigue mirando.

El Jefe: ¡Get out!, vocifera con un perfecto inglés.
FLASHBACK

Un racconto de imágenes, mientras ella cuenta nuevas experiencias sexuales para olvidar; no puedo retenerlo todo, va muy rápido, sólo recuerdo una imagen: un tipo pregunta si la puede orinar. Recordé la propuesta, me decido por tu amigo, mi novio. Ya no hay duda, lo haré. Repito: te evocaré querido, no lo dudes, en pleno acto. Deseo su orina. Cariño, lo prometo, te recordaré en el clímax. Lo juro. La secretaria y mi realidad coinciden. Una exquisita casualidad, un síntoma a evaluar. Tomar la decisión. La claridad de la luna fundió las pulsiones de la película y las mías, conformando una mixtura compacta.. El despertador de tu amigo, mi novio, sonó a las seis y media am, como siempre. Me levanto al baño, no pude seguir durmiendo, paso por tu habitación. Estás con ella pensé. Seguí de largo. Todas las imágenes se mezclan en la pantalla.

LOS FINALES SE MEZCLAN.
(8 MESES DESPUES)
(la luna sigue allá afuera)
La secretaria: Con un vestido de novia se presenta en la oficina de su ex jefe. Están solos. Ella y él. Reinciden en la perversidad intermitente placentera. Escriben las cartas pendientes.

Un compañero, de trabajo de ella irrumpe en la escena. El Jefe se esconde. Ella figuraba sentada en el escritorio de él. El lamía su cavidad.

Peter: Por qué gozas, pareciera que te hacen el amor.

La secretaria: ¡estas despedido maldito perro baboso, deja de chuparme las medias!

Lo que quiero
(lo veo en la pantalla de la televisión)
Perdóname, pero quiero que él me mee, mientras pienso en ti. Serás un amor platónico. Sé que lo entenderás. Un vil amor platónico. Nada más. ¿No es cierto que sería delicioso verbalizarlo todo, justo cuando tú me lo haces, presionando distintos chorros sobre mi cuerpo, te atreverías? En un lugar muy lejano. Disfrutando. Sin televisión. Es mi momento. Dueño de la situación. Sólo un instante. Dominándolo todo; manejando certeros pasos

Tu y Yo: Amarrados a un árbol, haciéndonos el amor, compartiendo y fundiéndonos con un entorno frondoso. Juntos inventábamos a destajos juegos, reíamos. Nada importaba. Sólo tu y yo y nuestra construcción que nació bajo el alero de una continua reinvención de movimientos, percibiendo el mismo ruido el mismo goce, una sincronía hermosa. La voz del universo, un sonido cósmico nos recorría, colmando todos nuestros orificios hasta el infinito. Brotaban secreciones, se mezclaban conformando un cocimiento, era nuestro amor.